Señoras y Señores:
Les invito a leer la historia de Irene Federica María Inés de Singapur y Grecia, La Reina de la Morralla, una novela turbulenta y exagerada llena de cortesía y ternura. Una humanización de arquetipos, diálogos sonorísimos y silencios respetuosos.
Si eres modernilla y fragmentario, y te crees el centro del mundo y de la incomprensión, te recomiendo que sigas las etiquetas: 1ª Toma, 2ª Toma, 3ª Toma, 4ª Toma, 5ª Toma, 6ª Toma, 7ª Toma, 8ª Toma, 9ª Toma de El Laberinto y las mezcles a tu antojo. No te enterarás de nada, pero podrás dedicarte a la contemplación minuciosa de los matices lingüísticos y hojearás la totalidad de la obra de la mano de la sinrazón y el arbitrio. Después puedes contárselo a tus amigos. Claro, tienes que tener en cuenta que tus conclusiones serán concluyentes y poco dialógicas aunque tú creas lo contrario. Conque valor.
Si eres de las de antes o incluso de las de ahora o caballero de orden empieza por el principio y acaba por el final. Dirígete a las etiquetas: Capítulo I, Capítulo II, Capítulo III, Capítulo IV, Capítulo V, Capítulo VI, Capítulo VII, Capítulo VIII, Capítulo IX, Capítulo X, Capítulo XI, Capítulo XII de El Laberinto.
Si te gusta la linealidad absoluta sigue el archivo temporal del blog y hallarás mezclados con el texto novelístico poemas, fotos y discursillos estrafalarios, pequeños regalos imaginativos.
Si eres juguetón o juguetona, juega, y no me hagas caso, lee como quieras pinchando en las etiquetas que te vengan en gana que para eso la literatura es divertimento y ficción. ¡Oh, la ficción! ¡La divina ficción!