Para Esther García Navarro, mi amiga, con reconocimiento y cariño.
Por supuesto que quiero estar representada
en el Consejo,
visitar el Centro Cívico,
la Casa Ciudadana,
acariciar el blanco mármol del foro
y pasear con orgullo por Roma;
usar el mismo idioma que ellos,
llevar túnica de ónix.
¿Pero acaso escucharán la voz
de los libertos?
Tal vez, tal vez…
De lo que no estoy tan segura
es de que consideren los susurros
de las esclavas.