Para Ricardo y Manuel González Mestre,
los hermanos Grimm, editores de sueños olvidados.
Y otra vez al borde del Abismo
mientras Eolo, burlesca sonrisa,
se hace dueño de la terraza,
los panaderos cortan el hojaldre,
la metamorfosis besa el mar nocturno
y las sirenas permanecen calladas
o alaban a Eco,
diosa de los reflejos.
Heredamos el proscenium,
ese aire donde transcurren las cosas,
pero no hay que olvidar
que nuestros gobernantes
se rieron de la cuarta pared
y les siguieron aquellos
que tanto saben de añadas y vinos.
Ahora nos vemos de nuevo en la calle,
mientras Zeus, el de las nubes,
anima mi no silencio
y esta vida que brota en la huelga.