Ha salido el nuevo número de la revista
Cuadernos del Matemático, en ella aparece un cuento mío titulado "El club de la cúrcuma" y empieza así:
Visto de negro y me llamo Herrera, persigo los
errores que son obra del Enemigo y tengo mi residencia en un valle de nísperos.
Me llamo Herrera de apellido, el nombre no lo diré nunca. Visto de negro y me
gusta el zumo de manzana, detesto las hazañerías soberbias y creo en el trabajo
cotidiano. Mi afición empezó cuando me regalaron un reloj de esfera cerúlea el
día de mi primera comunión. Pues bien, ese reloj era de dígitos romanos y el 4,
Señores, lo escribieron así: IIII y no IV como todo el mundo sabe que se debe
representar. Aquel fue un insulto contra los pitagóricos. Ahí se inició mi comezón contra los estragos de la
lógica y el raciocinio y me puse a corregir incesantemente todo cuanto de
equívoco encontraba a mi paso: