Chuza Nick, pedagoga ella, psicóloga de las buenas y especialista en
coeducación además de concertista de arpa en sus ratos libres, me ha hecho esta
portada tan marina mientras tomábamos el thé en Lady Godiva y charlábamos de nuestras vidas.
Entre otras cosas me ha dicho que no se me olvide señalar que la anterior
portada (la del capítulo VI, la de la Esperatriz) la hizo su novia, la batería
del grupo Chirimoya-in.
Su novia se llama Paz Baraka y es activista intelectual. Su última acción
ha consistido en crear un movimiento generacional con indirectas, ella solita
ha convencido a un grupo de escritores para que construyan novelas
modernísimas, inconclusas y volubles basándose en el Bosón de Higgs, donde
prima el fundido en negro y la intolerancia fragmentaria, la doble personalidad,
el zeptosegundo y la ausencia de espín orgásmico.
Todos ellos (los escritores) se han tomado muy en serio su labor. Ella,
ahora, se está psicoanalizando porque tiene sentimiento de culpa y dice de sí
misma que esas ideas se le ocurren por haber leído en la infancia El príncipe.
Gracias a su descalabro mental fue como conoció a la psicologa Chuza Nick
que pasó de ser su doctora particular a su amante para siempre. A las dos les
agradezco las sendas portadas construidas en exclusiva para mí, también les agradezco
ese thé con pastas y ese paseo por los muelles de Amberes mientras buscábamos
la estatua de Gulliver.
Fue entonces cuando a Paz Baraka le dio un nuevo brote y quiso influir,
esta vez, en un grupo de arqueólogos, que nos encontramos en el castillo de Het
Steen, para que descubrieran los cuerpos incorruptos de las liliputiensas y las
brobdingnagnas, que según ella están en la península de El Labrador.
Lo más extraño de todo es que los arqueólogos empezaron a tomar notas y
rápidamente, desde sus smartphones, compraron billetes de avión a mansalva para
dedicarse, cuanto antes, a su tarea investigadora.
Chuza Nick entonces guiñó un ojo y me dijo: “¿Has visto que labia tiene?,
¿comprendes por qué me he hecho lesbiana? Además, está buenísima, ¿verdad?”. Yo
asentí y las invité a unas copas. Ni que decir tiene que Paz Baraka fue la que
me convenció para que pagara.
No me pesa, la verdad, las dos portadas que me han hecho lo merecen. En
fin, el próximo domingo comienza el VII capítulo de
La Reina de la Morralla titulado:
La temprana edad.
Gracias, chicas, gracias Chuza y Paz, por el buen rato que pasamos juntas
y por los bombones que me regalasteis.