En el siglo XVII plantaron los almendros
y
blandas las montañas del Himalaya
mostraban
sus olas de agua.
En
un paisaje dorado
como
aquel cuadro de Delf
ejercían
como músicos,
ebrias
escritoras
o
simplemente jugadores.
Para
nada les servían las alas ni
pensaban
en ellas ni en su extraño peso.
Son
acuosos ángeles,
ganadores de otra
provincia distinta
a
la que no pusieron líneas.
Estaban
alegres, atareados,
definidos
sobre cualquier maleficio.
Tenían
acento dulce,
irrepetible, y todavía lo tienen,
porque
viven, viven siempre
y
apuestan por la vida y la sinfonía.
Son
nuevos, futuros,
de
diálogos placeres
y
emotivos como personas.
Tampoco
temen corregirse
y
desertar de sus cuerpos de fábula.
Son
nuevos, futuros,
constructivos
como albañiles
al
sur de granada.
Nota: granada va en minúscula porque no se refiere a ningún territorio geográfico sino a un estado de bienestar sexual.
Gerald Brenan dice en Al sur de Granada : "cualquiera que rompe un tabú es naturalmente envidiado."